Aumentando el tamaño y analizando los puñetazos. Clipper, Super Heavy y Hera.

Starship/Super Heavy agencia EFE

Se está terminando el periodo estival de lanzamientos y la NASA, la ESA y SpaceX no paran.

El pasado domingo 13 los chicos de Elon Musk dieron un nuevo golpe sobre la mesa con el despegue y recuperación del Super Heavy de la serie de cohetes lanzadera Starship. Tras varios intentos «exitosos» para SpaceX en los que el módulo de lanzamiento no terminaba de aterrizar sano y salvo, el morbo estaba servido. Pero en esta ocasión todo salió bien y consiguieron «cazar» el propulsor. Con este lanzamiento completado, se ha logrado reutilizar el cohete más grande hasta la fecha.

Sin casi dejar tiempo para que se enfriara la zona de lanzamiento, otro cohete de SpaceX, pero en este caso un Falcon Heavy, despegaba con la sonda Clipper. Este lanzamiento había sido aplazado por el huracán Milton. Con el la NASA envía una sonda de gran tamaño con dirección a Jupiter. El objetivo de esta sonda es estudiar las capas de hielo de la luna Europa.

Visto que para lanzar a Clipper Sapace X ha tenido que aumentar el espacio de carga del Falcon, el éxito del Super Heavy llega en el mejor momento. Pues para completar los casi 3000 kilómetros de distancia en casi seis años junto con todo el instrumental y las baterías, Clipper es la sonda de mayor tamaño puesta en el espacio. Con una extensión de más de 30,5 metros con sus paneles desplegados y un peso de 3.241 kilos. Y es de suponer que seguirán creciendo proporcionalmente a la complejidad de las misiones.

Y como la ESA no podía dejar pasar esta ventana de lanzamientos, a pesar del huracán Milton, logró mandar al espacio a Hera el día 7 de octubre. Esta sonda equipada con dos CubeSat (APEX y Juventus) puso rumbo a 65803 Didymos, un sistema formado por un asteroide binario que orbita el Sol. Su misión es analizar los cambios producidos por DART al «golpear» a Dimorphos, el más pequeño de los dos asteroides. DART forma parte del programa de Seguridad Espacial de NASA y ESA, y con él probaron a dar un puñetazo cinético a un objeto celeste. Se estima que el golpe desvió la órbita de Dimorphos acortando su periodo en 32 minutos. El objetivo de Hera es analizar los efectos del choque cuatro años después. Así como la composición y densidad interna del asteroide para completar los cálculos de la transferencia cinética producida en la colisión.

Nuevas misiones lanzadas al espacio. Como siempre ya solo queda esperar a que lleguen a sus objetivos para ver si podemos develar otra pieza del puzle del Universo.

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