Blockchain y Bitcoins III: Smart contract, ICOs, tokens y hard forks. 1

Bitcoin y Blockchain

Después de hablar un poco de los Bitcoins como primera moneda virtual, hacernos una idea de lo que supone la tecnología Blockchain como idea innovadora y de ver su estructura y flujo, vamos a hablar un poco de los nuevos usos que están surgiendo para este protocolo de red.

El más importante son los smart contract o contratos inteligentes. Como ya dijimos, la fundación Ethereum ha sido la impulsora de estos contratos pero en realidad ya existían en Bitcoin. Aunque eran totalmente transparentes para los usuarios.

Un smart contract es una pieza de código que define unas condiciones y cierra un trato entre dos o más partes para mover valor. Ya sea en BTC o en cualquier otra moneda. Ethereum ha sacado a la luz estos códigos inteligentes para que mediante un lenguaje de programación adaptado, denominado Solidity, los usuarios de la red puedan hacer acuerdos entre ellos sin mediación de terceros.

Un ejemplo bastante típico que se suele usar para definirlos es el de una apuesta. Dos postores quieren jugarse por ejemplo 10 ETH a que Rey matará a Kylo Ren en La Guerra de las Galaxias IX. Los dos participantes comunican las claves públicas de sus monederos que quedan ligadas al smart contract. El sistema Blockchain ejecuta el código una vez se cierre por ambas partes. El dinero es transferido de los monederos, después de verificar que existan los fondos, a un tercer monedero donde quedarán congelados a la espera de que se estrene la película. En ese momento los fondos se transferirán al ganados.

Esto podría hacerse mediante un contrato normal. Pero las ventajas de los smart contract es que se gestionan a sí mismos siempre que el código esté bien definido. Por ejemplo, si sabemos la fecha del estreno de la película, podemos definir un temporizador y un oráculo que dado ese tiempo busque la información por si solo y transfiera los fondos al ganador. En caso de que la apuesta se rompa o de que uno de los dos postores desaparezca, la apuesta se rompe y el smart contract devuelve los fondos a cada uno de los participantes. Y todo de forma autónoma y pública.

Otro de los ejemplos que suele darse es el de una lavadora que detecta si se le ha terminado el detergente y lo compra. Muchos ven en estos smart contract la solución alternativa a la IA para la automatización de las casas inteligentes.

Este sistema de gestión de dinero bajo condiciones motivó a muchos desarrolladores a crear sistemas de gestión y financiación. De esta forma surgieron los ICOs (Oferta Inicial de Monedas). Estas son parecidas a las ofertas de acciones. Cuando una empresa, normalmente una start up, busca capital, hace público un ICO. En el se ofrecen tokens de dicha empresa a cambio de dinero. Estos tokens pueden ser criptomonedas de la propia empresa o ventajas posteriores sobre esta como los primeros prototipos, productos gratuitos o porcentajes de los beneficios.

Como todo el mercado virtual es volátil, si invertimos en una ICO de una empresa que está desarrollando una app nueva, puede ser que sus token mañana no valgan nada, o que la empresa sea la nueva Uber y que su criptomoneda se revalorice espectacularmente o que hayamos ganado suficientes viajes gratis para toda una vida.

Las ICOs son el nuevo mercado de la bolsa pero mucho más abierto, flexible e impredecible.

El desarrollo de las capacidades de Blockchain sigue estando en una fase inicial. Por lo que es posible que mañana se libere un nuevo tipo de contrato o sistema de financiación que lo cambie todo. Hoy día hay muchas instituciones y grandes empresas que están intentando adaptar sus sistemas a las capacidades de Blockchain y las redes distribuidas.

Por otro lado, la comunidad Bitcoin crece cada día, y los desarrolladores no siempre están de acuerdo unos con otros. Hay algunos casos en los que debido a esa disensión. Un grupo crea un fork o copia que se desliga de la rama original y se desarrolla paralelamente. Normalmente estos forks son muy concretos y o mueren al poco tiempo o se quedan como eventos estáticos. Pero hay otros casos en los que las repercusiones son grandes. A estos se les denomina hard fork.

La primera y más importante fue en agosto de 2017. Debido al incremento de transacciones y a la restricción de que solo se pueda cerrar un bloque cada aproximadamente 10 minutos, hacía que los bloques se apilaran congestionando la red. La comunidad decidió solucionar el problema ampliando el tamaño de los bloques que Satoshi Nakamoto había definido originalmente en 1MB. Una parte de la comunidad era partidaria de duplicarlos, mientras que otra bogaba por llegar a los 8 MB. Como no se llegó a un acuerdo, se produjo un hard fork con los dos tamaños de bloques. Para mantener la compatibilidad con el Bitcoin anterior a la fecha sin perder valor, se decidió que una de las ramas seguiría llamándose así mientras que la otra pasaría a denominarse Bitcoin Cash, BTH.

Con el tiempo el mercado parece haber dado la razón a BTC, pero eso no ha impedido que hayan surgido más hard forks como el Bitcoin Gold o el Bitcoin Private. Y como la comunidad sigue en desarrollo, es muy posible que se produzcan más. E incluso que alguno tumbe al poderoso BTC.

Como apunte final de esta serie señalar que el protocolo Bitcoin basado en la tecnología Blockchain está aún en una fase de desarrollo en la que todo puede pasar. Aunque el paso parece marcarlo las transacciones de Bitcoins los smart contract que ha fortalecido Ethereum parece que han estimulado la imaginación de los desarrolladores abriendo las puertas a todo tipo de ideas. Pero, siempre hay un pero, las buenas intenciones no son suficientes y a pesar de la teórica transparencia, la falta de regulación y la inmunidad por la privacidad de la red, hace que surja todo tipo de actividades a la sombra que hacen que Bitcoin no termine de tener el respaldo que necesita para instalarse en la red mundial. Queda mucho trabajo por hacer para que la moneda física sea relegada verdaderamente por la virtual.




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