Hace poco comentamos en un artículo que Google había anunciado que había logrado la supremacía cuántica. Pero se debían haber asustado o no estaban muy seguros ya que el mensaje había desaparecido rápidamente. Aun así, había estado colgado el suficiente tiempo para que las alarmas saltaran en toda la comunidad cuántica.
Sobre todo en IBM.
Pues el gigante azul se encontraba a las puertas de presentar su nuevo ordenador cuántico de 53 qubits y Google le iba a adelantar por la derecha.
En la guerra, aunque sea una guerra cuántica, todo vale y las críticas se sucedieron. Que si el algoritmo era banal. Que si no estaban claros los conceptos. O que no se podía demostrar que el resultado fuera correcto. La polémica estaba servida. Alimentada por la desaparición del anuncio.
Pero Google no se ha dejado intimidar y el día 23 de Octubre de 2019 ha publicado en la revista Nature el artículo del logro. Este ya de verdad, pues parece que el anterior anuncio solo fue una filtración descuidada.
En el citado artículo Google expone el desarrollo de su prueba. Para testar su sistema cuántico programable, denominado Sycamore, han desarrollado un algoritmo que no tiene finalidad alguna. Un generador de números aleatorios. El infructuoso resultado se ha comparado con el que supuestamente se habría obtenido por el superordenador más potente del momento. El Summit de IBM. Otra torta en toda la cara.
Estos datos son de 200 segundos para Sycamore frente a 10.000 años para Summit.
Y claro. La reacción de IBM no se ha hecho esperar alegando que el algoritmo clásico creado es más que optimizable y que Summit solo tardaría en realidad dos días y medio y que su fidelidad es mucho más alta.
Y ya hay definitivamente una guerra abierta.
Pero no es simplemente una pataleta entre dos gigantes tecnológicas. Ni se trata de si ha logrado ya la supremacía cuántica. Tarde o temprano caerá. Esta batalla es solo la primera por tomar la delantera en el nuevo mapa tecnológico. Por marcar el paso.
Muchos medios lo comparan con el primer vuelo de los hermanos Wright. Otros hacen analogías con la carrera espacial, aunque en este caso no terminará con el primer hombre en la Luna.
No sabemos que nos depara el futuro, pero va a estar marcado por las grandes compañías y el uso que quieran darle a sus inversiones. La computación cuántica está aún en una fase muy inicial del desarrollo y su potencial es inmenso. Pero su uso final puede depender de muchos factores. Y parece que el paso lo va a marcar esta guerra cuántica en la que nos encontramos. Estaremos atentos.
Como lo están las compañías de ciertos sectores como el de la medicina, que con la capacidad de procesamiento que se supone a las computadoras cuánticas, se frotan las manos por la drástica reducción en gastos de experimentaciones fallidas. O como los servicios de cartografía tipo blockchain que están temblado por la rotura de sus cifrados.
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