Está claro que la ciencia del futuro pasa por la Física Cuántica. Pero no todo es la computación. Hay que desarrollar muchas cosas y para ello hace falta conocer estas esquivas leyes de la Física a escala atómica.
En la actualidad, hemos sido capaces de predecir y empezar a controlar los estados cuánticos de las partículas. Lo que nos abre la puerta de la tan afamada computación. Pero a esa escala, queda un mundo que conocer lleno de posibilidades.
Un ejemplo es el trabajo realizado por los profesores Ferdinand Schmidt-Kaler y Ulrich Poschinger de la Universidad Johannes Gutenberg en Mainz, Alemania. Que con su equipo han sido capaces de controlar el espín de un ion de calcio para absorber energía y convertir dicho ion en un motor.
Una de los puntos fuertes de la Física es su invarianza ante los cambios. Y la teoría que más invariante ha llegado a ser es la de la Termodinámica. Su aplicación a las otras teorías o problemas ha sido crucial para obtener avances significativos desde su formulación. Como el caso del Cuerpo Negro.
Schmidt-Kaler y Poschinger han repetido el sistema y han calentado el ion de calcio mediante unos rayos láser para excitar el espín y capturar sus oscilaciones. Con las que han podido generar movimiento.
Este motor de nanoescala no parece ser más que otra piedrecita en el camino de la comprensión de la nanofísica. Pero puede terminar siendo el motor de toda una nanoarquitectura con la que se construyan los elementos hardware del futuro.
Pues el mundo de la tecnología está marcado por la miniaturización. Cuanto más pequeños hacemos los transistores, más podemos colocar en una placa o más pequeña puede ser esta. Por lo que se gana en potencia o tamaño. En la actualidad las compañías tecnológicas trabajan en la gama de los 7nm. Pero cada vez cuesta más reducirla y peligra seriamente la Ley de Moore. Por esa razón cada nanopasito puede ser el que nos saque del callejón sin salida en el que parece que se encuentra la tecnología.