Hace un mes comentábamos la construcción de un sistema físico capaz de soportar una computación ternaria. Resumiendo, en la tecnología, tanto clásica como cuántica, nos basamos en un sistema binario. 0’s y 1’s. Lleno o vació. Alto y bajo. Tanto para almacenar como para realizar operaciones o comunicarnos usamos conjuntos de ocho de estos opuestos. Y los llamamos bytes de 8 bits.
Con estos bytes en sistema binario, podemos reproducir hasta 256 posiciones.
En cambio si utilizamos un sistema de tres estados, añadiendo un 2, en el mismo espacio podríamos reproducir 6561 posiciones.
Que son muchas más posiciones.
Por eso, conseguir un sistema físico capaz de discriminar tres estados puede significar un salto tecnológico enorme. Para la física clásica puede ser el paso necesario para no perder el ritmo de crecimiento mientras espera a que la cuántica desarrolle su potencial.
Por su parte la computación cuántica es mucho más potente al ser capaz de almacenar a la vez cuatro estados jugando con los espines de las partículas. Por lo tanto, un qubit podríamos decir que es como cuatro bits en uno. Y con eso ya vemos posibilidades ilimitadas. Pero que van a tener que seguir dependiendo de la computación clásica por un tema de latencia. Los qubits son muy costosos de mantener. Y por el momento no tenemos una tecnología capaz de almacenarlos. Solo podemos usarlos para procesar datos por un tiempo finito.
Por lo tanto, por mucho que vuele la computación cuántica, estará anclada por la capacidad de la clásica binaria debido a la necesaria compatibilidad.
Pero, ¿y si pudiéramos implementar un sistema ternario cuántico?
El potencial de ambos lados del ancla se multiplicaría.
Por eso la noticia de que se ha podido realizar la transmisión de un estado tridimensional de partículas cuánticas no parece gran cosa pero puede ser, unida a los trabajos de computación ternaria, un gran bombazo.
Solo queda esperar que se consiga un sistema ternario estable y en funcionamiento. Y aunque parece que no va a ser mañana, puede que sea el paso que nos permita construir ese futuro de ciencia ficción que anhelamos.