Aunque suena raro, una masa negativa no se refiere a una antimasa del estilo de la antimateria, ni a algo que podamos usar para adelgazar. La masa negativa es estrictamente una masa con valor matemático neto negativo. Por ejemplo m = -13 g.
Lo primero que nos viene a la cabeza es como se puede pesar un numero negativo. No debemos confundir masa con peso, aunque comúnmente se utilicen ambas expresiones indistintamente. El peso es la fuerza que ejerce la masa sobre el suelo debido a la gravedad, P = m * g. Por eso pesaríamos menos en la Luna.
Si por el Principio de Inercia ejercemos una fuerza sobre un objeto de masa común, positiva, este se desplaza en el sentido de la fuerza. En el caso de la masa negativa seria en el contrario. Devolvería el impulso como si chocara contra una pared.
Si enfriamos átomos de rubidio a una temperatura algo superior al cero absoluto, unos -273 grados centígrados, obtenemos un condensado Bose-Einstein, donde las partículas se encuentran en un estado ralentizado. (A estos niveles entramos en el terreno cuántico, donde las partículas se comportan como ondas.) En este estado todas las partículas vibran de forma acoplada creando un superfluido.
Las condiciones necesarias para crear este superfluido son complicadas, pero una vez conseguido, se ha observado que cuando se perturba de determinadas maneras, mediante un rayo láser, la reacción es opuesta a la esperada. Los resultados se han publicado aquí por el equipo de Física y Astronomía de la Universidad de Washington.
La demostración experimental de este tipo de fenómeno, que está descrito por la Física Relativista pero no por la Física Cuántica, implica la reconsideración de los modelos teóricos establecidos.
Aunque algunos ya están pensando en posibles aplicaciones a este tipo de materiales, queda mucho para que podamos emplearlos. Por ahora debemos seguir contentándonos con la imaginación y ver hacia donde se mueven los modelos teóricos.
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