Emmy Noether

Placa de Emmy Noether

Poniéndole cara a los teorema

Emmy Noether nació en Erlangen, Alemania, en 1882. De familia judía, era la mayor de cuatro hermanos. Su padre, Max, fue un reconocido profesor de matemáticas de la Universidad de Erlangen y su madre, Ida Kauffmann, descendía de una familia asentada en el comercio mercantil.

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Emmy Noether

De carácter alegre, siendo joven disfrutaba de bailar en las fiestas organizadas por los amigos de sus padres mientras estudiaba en el escuela Höhere Töchter Schule piano, cocina, e idiomas para obtener el certificado de profesora en la escuela de chicas en Baviera. Pero nunca llegó a ejercer esta profesión.

Dado que en su época las mujeres no podían acudir a la Universidad, empezó a asistir como oyente a las clases de su padre en Erlangen durante dos años. En 1903, después de rendir un examen de admisión en Nürnberg, comienza a acudir, también como oyente, a la  Universidad de Göttingen a las conferencias dadas por Otto Blumenthal ( 1876-1944), David Hilbert (1862-1943), Felix Klein (1849-1925) y Hermann Minkowski (1864-1909). Gracias a la recomendación de estos profesores en 1908 comienza a trabajar en el Instituto de Matemáticas de Erlangen, donde obtendrá el doctorado, pero sin remuneraciones ni nombramiento oficial.

En 1915, se incorpora al Instituto de Matemáticas de Göttingen y comienza a trabajar con Klein y Hilbert con el título de profesora sustituta de Hilbert en contra de varios sectores de la Universidad. A pesar de sus numerosos logros y de los esfuerzos de sus colegas, hasta 1922 no se le reconoce el derecho a poseer un aplaza no solo por el hecho de  ser mujer sino por ser además judía, socialdemócrata, y pacifista, todas cualidades mal vistas en la Alemania de esos años. Con ese puesto estuvo hasta la aprobación de la Ley para la Restauración del Servicio Civil Profesional, que impedía mantener su puesto a los funcionarios judíos y políticamente sospechosos, tras la cual le fue imposible seguir dando clases.

A pesar de los esfuerzos de muchos sectores por apartarla de la enseñanza, su carácter y su atención a los estudiantes a los que dispensaba un trato cercano, la llevaron a ofrecer clases en un taller en Gotinga y sus alumnos empezaron a ser conocidos como los «chicos Noether».

Después de la llegada de los nazis, Emmy fue rechazada en todos los círculos, y mientras esperaba la oportunidad para salir del país, cosa que no era tan fácil por las cuotas de judíos y mujeres en las Universidades, el taller pasó a ser clandestino. La oportunidad de emigrar se la terminó brindando el Colegio universitario Bryn Mawr, en Pensilvania, a finales de octubre de 1933.

Poco más de un año después de exiliarse, Emmy fue ingresada en el hospital de Bryn Mawr para extirparse un tumor uterino. A pesar del buen pronóstico, cuatro días después de la operación, el 14 de abril de 1935, falleció en el hospital de una embolia.

El trabajo de Emmy Noether, a pesar de todos los factores en contra, fue brillante, y traspasó las fronteras de las matemáticas. Su tesis sobre los invariantes algebraicos, así como sus aportaciones al álgebra geométrica, con los trabajos sobre anillos, cuerpos, grupos, módulos, etc lograron crear un cuerpo de principios que unificaban el álgebra, la geometría, la topología y la lógica. Por esta razón muchos elementos de áreas diferentes llevan su nombre.

Sus trabajos sobre la conservación pasaron a formar parte de la física, mediante uno de los teoremas más importantes y más elegantes de esta que además lleva su nombre, sobre las leyes de la conservación en la mecánica.

Teorema: A toda transformación continua de las coordenadas o/y los campos que deje invariante la acción en un volumen cuadridimensional le corresponde una corriente conservada jμ en la evolución que cumple Dμjμ=0.

Este teorema y otras aportaciones fueron los cimientos matemáticos con los que Albert Einstein (1879-1955) dio forma a sus teorías de la Relatividad y de la Cuántica.

Además de sus aportaciones directas, que en realidad fueron pocas ya que Emmy no era muy dada a la publicación de sus trabajos, sabemos de la importancia de este por las valoradas colaboraciones realizadas con sus compañeros y por la ayuda e inspiración que aportó a las siguientes generaciones. Por todo ello recibió, a pesar de tener a la sociedad en contra, varios premios y nombramientos otorgados por los miembros del gremio. Así como el reconocimiento de grandes científicos de su época.

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