IonQ y la apuesta por el iterbio.

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Todas las grandes compañías de computación y muchas startup como IonQ o Rigetti Computing luchan día a día para alcanzar lo que han denominado la «supremacía cuántica». Conseguir crear un ordenador cuántico estable y comercial que pueda sustituir a los grandes supercomputadores clásicos, y permitirnos capacidades de cálculo inimaginables.

A la cabeza de la computación cuántica se situaba IBM con su IBM Q de 50 qubits presentado a principios del 2018. Estos días, la startup IonQ, fundada por Christopher Monroe, ha presentado un ordenador cuántico de 79 qubits. Pero la verdadera innovación de esta nueva computadora cuántica no es tener un mayor número de qubits que el IBM Q, sino que lo han construido utilizando un diseño de iones atrapados sobre una base de iterbio.

El iterbio es un metal situado en las tierras raras que es capaz de operar a temperatura ambiente, en contraposición de los sistemas de Google o IBM que necesitan operar a temperaturas muy muy bajas para mantener las condiciones cuánticas en sus qubits. Esta necesidad de refrigeración penaliza enormemente a los ordenadores cuánticos, tanto en tamaño, como en recursos necesarios para su funcionamiento. Al poder trabajar a temperatura ambiente, los qubits son mucho más estables, y pueden ser manipulados fácilmente por los laser encargados de «leer y escribir» la información. Además, mejora la latencia de la información.

Microsoft ya estaba trabajando para superar a IBM utilizando Fermiones de Majorana, pero IonQ parece haberles ganado la mano a todos con esta nueva «base» de iterbio. Es cierto que parece que la velocidad de computación se resiente un poco, pero la manejabilidad y la fiabilidad parecen compensar el desfase de tiempos. Los datos técnicos y más información podemos encontrarlos en la página web de IonQ.

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