El sueño espacial es un sueño compartido por todos. Miramos a las estrellas y despiertan, en unos más que en otros, los instintos aventureros que llevaron al hombre a recorrer todo el planeta Tierra a través de mares, desiertos, selvas y polos. Ese sentimiento, unido a la las tensiones de la Guerra Fría llevaron el hombre a la Luna para apartarlo de la Tercera Guerra Mundial. Después de eso, las prioridades humanas han ido cambiando y el sueño de las estrellas se ha enfriado. Pero la llama nunca se apaga.
Una llama que han mantenido empresas gubernamentales y coaliciones entre países debido al alto coste y los pocos beneficios. Estos años, en los que hemos descubierto todo lo que puede salir mal en un viaje espacial estrellando, perdiendo y haciendo «aterrizar cual pelota de golf en un hoyo en uno» robots millonarios, hemos dejado que el sueño espacial volviera a las pantalla y libros de ciencia ficción. Dando paso a una exploración en remoto de toma de datos para su posterior y lento procesamiento.
Desde hace unos años este rumbo está cambiando. SapaceX, Blue Moon y otras empresas privadas, grandes y pequeñas, están colaborando con la NASA o su “homólogo” europeo, ESA, para volver a llevarnos a la Luna. Y por qué no también a Marte. Y si eso, dejarnos a vivir en estos una temporada.
Ya sea por la competencia de otros países como China e India en la exploración espacial. Por la promesa de explotación de minerales. O por la ciencia y la aventura. Lo cierto es que se está volviendo a mirar a las estrellas tanto pública como privadamente a nivel mundial.
Y España no podía dejar de sumarse a esta nueva ola de compañías aeroespaciales.
Algunas ya estaban colaborando en el desarrollo de partes de los nuevos proyectos. Incluso hemos lanzado algún satélite.
Pero por ahora la más ambiciosa está siendo PLD Space. La empresa alicantina fundada en 2011 por Raúl Torres y Raúl Verdú, ha fabricado su propio cohete reutilizable.
Con el torero nombre de Miura, y en dos misiones proyectadas, 1 y 5, aspiraba a poner la bandera española en las órbitas terrestres. Este sábado 7 de octubre de 2023, tras la imposibilidad de lograrlo en la ventana de mayo-junio, el “cohete español” surcó el cielo desde su lanzadera onuvense hacía las estrellas. Poco después descendía con destino el océano. Misión conseguida. Una nueva bandera en el espacio.
Este primer lanzamiento de PLD Space ha sido meramente experimental para probar los sistemas y recoger datos. Pero ha sido todo un éxito para la compañía y sus proyectos de lanzaderas.
Miura 1 es un vehículo de lanzamiento suborbital. Diseñado para poner en órbita la carga o recogerla para devolverla a la Tierra. Es reutilizable, con una previsión de hasta cuatro misiones anuales. Y una capacidad para 100 kg de carga.
Esta misión se realiza en colaboración con el INTA y con Centro de Tecnología Espacial Aplicada y Microgravedad (ZARM). Son los encargados de obtener datos sobre condiciones de microgravedad con carga útil de sensores. Dichos datos se procesarán para la mejora de esta lanzadera y de las capacidades del Miura 5.
Miura 5 es un lanzador orbital reutilizable para cargas de pago de clase 1 o 450 Kg. Por lo que tendrá una capacidad de carga casi cinco veces mayor que la de su hermano de menos de la mitad de tamaño. (12,5 m frente a 34 m de longitud)
Este lanzador tiene prevista una actividad de 15 misiones anuales desde sus dos céntrelos de lanzamiento.
Este tipo de lanzaderas serán los trenes de carga del futuro ya que la construcción naves y módulos espaciales seguramente sea más óptimo si se realiza en el cielo. Y que una empresa española con PLD Space apueste por este tipo de desarrollos es una gran noticia para nuestra industria.